lunes, 11 de abril de 2011

Puerta grande para la calidad humana

Jesuli de Torrecera

Con solo cruzar dos palabras con él, descubres a un hombre honesto, con buen fondo y completamente enamorado de su profesión. Es difícil que Jesús no se refiera al toro o termine hablando de tauromaquia a lo largo de la conversación, da igual el tema de que se trate. Pero más allá del torero que entrena con ahínco, más allá del joven que se prepara incansable para recibir al triunfo con una media verónica, más allá de Jesuli de Torrercera está Jesús Fernández Fernández. Con toda seguridad, si el destino lo mandase a vivir a una gran ciudad, al poco tiempo daría un portazo y se volvería al campo, que es donde tiene su vida y sus aficiones. «Desde los ocho años salía a cazar con mi padre y con mi tío. Me regalaron una escopeta de plomillos y desde entonces me encanta la caza», comenta el torero. Ahora, pasado el tiempo, le gusta salir solo al campo o, para ser más exactos, con Rubia, su fiel perra bretona. Entre sus trofeos más preciados, «un cochino y un venao de doce puntas», aunque el diestro se decanta algo más por la caza menor, los zorzales, las perdices. «Me gustan más las plumas», dice entre risas. Para afinar la puntería practica otro de sus pasatiempos favoritos, el tiro al plato. «Me encanta, es una afición muy bonita y te lo sueles pasar muy bien en compañía de amigos». No tenemos que salir del campo para encontrar otra de las distracciones favoritas de Jesús, las motos de cross. El torero tiene una y, según cuenta, «hacemos unas rutas preciosas y sirve también para mantenerte en forma y ejercitar los brazos». Hace poco tuvo un pequeño susto, una caída finalmente sin consecuencias «porque iba bien protegido con el casco, las rodilleras y todo lo demás». El motor y las dos ruedas le llaman especialmente la atención y siempre que puede asiste al Gran Premio que se celebra cada año en el Circuito de Jerez. De hecho, Jesús ha tenido la oportunidad una vez de rodar con una moto por el trazado jerezano. La experiencia no se le olvida: «Es alucinante. Y saber que estás corriendo en un circuito por donde han pasado todos los grandes es como ir a torear a Las Ventas o a la Maestranza». Se declara seguidor de Pedrosa, Rossi y Jorge Lorenzo, aunque es éste último en quien más se fija «porque es un luchador». Dice que de no haber sido torero se habría dedicado al fútbol. «Yo era portero en el equipo de mi pueblo», comenta, «y no se me daba nada mal».
Lo cierto es que Jesús es un hombre con recursos, que se ha atrevido, incluso, con el mundo de la música. Ha sido gracias a su amistad con el cantante jerezano David de María. «Hace poco grabé con él una canción en la que hice los coros, es un tema dedicado a Jerez que irá en el próximo disco de David». Cada vez que lo recuerda se le escapa una carcajada. Jesús, que lleva a su pueblo en su nombre artístico, vive en Torrecera, donde, asegura, «se está muy tranquilo y tengo a todos los míos». Últimamente está muy ilusionado porque, por primera vez, va a cargar el paso del Prendimiento en Torrecera. Lo hará junto a su hermano Jonathan y su primo Marcos. Es creyente, y, aunque no se define como una persona religiosa, dice sentirse protegido por sus creencias. Suerte en la vida y en las plazas, maestro.

lavozdigital.es

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