jueves, 2 de diciembre de 2010

'Entrechuelos' se viste de largo

diariodejerez.es La bodega de Miguel Domecq fija su horizonte en 200.000 botellas · El mimo a la vid y a la uva para alcanzar la máxima calidad es el lema de la compañía · La inversión realizada alcanza los 2,5 millones


El empresario Miguel Domecq inauguró ayer de forma oficial la bodega 'Entrechuelos', una moderna construcción que ya forma parte de la línea del horizonte que rodea a la pedanía de Torrecera.
Con el objetivo en mente de producir entre 200.000 y 220.000 botellas al año, este hombre de negocios llegó a Torrecera en 2003 y, como reconoció posteriormente el alcalde de este pueblo, Manuel Bertolet, "revolucionó la localidad trayendo inversión y trabajo". Ese año se plantaron las primeras viñas y cinco más tarde, en 2008 se acometió la primera vendimia, la cual se centralizó en las instalaciones 'técnicas' sobre la que hoy en día se erige lo que Miguel Domecq denomina como la zona comercial de la bodega, la cual fue ayer inaugurada tras una inversión de 2,5 millones de euros que ha contado con 71.000 euros de subvención por parte del Grupo de Desarrollo Rural de la Campiña de Jerez. Las instalaciones disponen de una amplia sala multiusos caracterizada por los grandes espacios abiertos a la finca; una sala de cata y las oficinas, sin olvidar una entrada en pérgola presidida por el agua, la vegetación y cinco columnas de mármol travertino que vinieron hace siglos como lastre desde la mismísima Roma.
¿Cuál es la apuesta y el objetivo de 'Entrechuelos'? Pues conseguir hacer vinos de la máxima calidad en la finca, el Cortijo de Torrecera, donde se destinan 800 hectáreas a cultivos, ganadería, olivos y viñas. Miguel Solís dedica a la vid 26 hectáreas, en las que se cultivan uvas blancas (chardonnay) y tintas (tempranillo, merlot, cabernet y syrah). De un campo que es mimado al máximo -una de las máximas de la compañía es "a una uva no se le puede pedir lo que no puede dar"- sale el mosto que va pasando por las vasijas con capacidad de 250.000 litros y por las 600 barricas bordolesas que atesoran los caldos. Los encargados de su custodia son dos extremos de una misma profesión, un enólogo riojano, Javier Díez, y otro jerezano, Joaquín Gómez.
El arquitecto Alberto Ballarín explicó la forma en la que ha conseguido que algunas de las zonas de la bodega sean verdaderos cuadros, algo que logró haciendo que las ventanas y las zonas despejadas de la pérgolas coincidan perfectamente con los paisajes que brinda la campiña jerezana y, especialmente, con la antiquísima torre vigía almohade que preside las lomas.
A nivel de representaciones, cabe destacar que la autonómica estuvo a cargo del delegado provincial de Agricultura, Juan Antonio Blanco, y la local a cargo de la delegada de Medio Rural, Carmen Martínez y del alcalde de Torrecera, Manuel Bertolet. La representación del sector bodeguero jerezano tuvo a su máximo representante, el presidente del Consejo, Antonio Fernández y a su secretario general, César Saldaña.

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