sábado, 1 de enero de 2011

Llegan las primeras inundaciones

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La terrible tromba de agua que escucharon los jerezanos en la noche del pasado martes fue solo un aperitivo de lo que les esperaba a los sufridos residentes de la zona rural. A partir de la medianoche, el temporal se recrudeció y los habitantes de las pedanías y barriadas del campo estuvieron toda la noche en vela aguardando asustados, en el mejor de los casos, o achicando agua y retirando enseres, en el de los más desafortunados.
La Greduela, concretamente, fue el núcleo más perjudicado ya que desde las 3.30 hasta las 7.00 horas tres familias, acompañadas por sus solidarios vecinos, estuvieron limpiando sus viviendas inundadas e intentando impedir que la lluvia continuara causando estragos. Ana María Iglesias fue una de las afectadas y relató a LA VOZ el periplo vivido durante toda la noche.
«Aún estaba terminando de montar mi casa por las inundaciones del pasado invierno y mira lo que ha ocurrido otra vez. El agua llegaba hasta el zocalillo y menos mal que hemos podido sacarla por la bomba que tenemos colocada, pero hemos estado liados toda la noche». Con todo, el inmueble ha sufrido daños casi inevitables como las patas de la cama o el sofá, que se han mojado porque sus propietarios no tuvieron el tiempo suficiente para alzarlos e impedir que llegara el agua.
En otros casos sí hubo más suerte, ya que consiguieron colocar ladrillos antes de que la lluvia llegara a mayores debajo de muebles como las mesitas de noche. Un apaño que desgraciadamente para ellos no resulta nuevo, acostumbrados a lidiar con este tipo de percances. «Estamos muy desanimados, porque las últimas navidades estuvieron pasadas por agua y este año vamos por el mismo camino. Tenemos miedo, la verdad, aunque esperemos que esta vez el tiempo nos dé una tregua».
En otras barriadas no se llegaron a producir inundaciones, pero sí se registraron incidentes de cierta importancia. En Torrecera, por ejemplo, permaneció cortada al tráfico durante dos horas la carretera hacia Paterna, debido a que subió en exceso el nivel del arroyo Salado e inundó la vía. En El Portal, por otro lado, los inbornales de una urbanización nueva rebosaron y el agua penetró en dos viviendas, que, sin embargo, no sufrieron apenas daños. En La Ina se produjo un llamativo incendio en una casa abandonada que los vecinos también achacaron a algún cortocircuito motivado por las lluvias, mientras que en el resto de la zona rural no se vivió ningún suceso digno de mención.
 
 
El río llega a cuatro metros
 
La delegada de Medio Rural, María del Carmen Martínez, mostró su tranquilidad al respecto explicando que en el día de ayer el nivel del río Guadalete no superó los cuatro metros, y a partir de 5,5 se puede considerar que ha llegado el peligro. Ello a pesar de que el pantano de Bornos comenzó a desembalsar hasta los 50 metros cúbicos por segundo, lo que se hizo de una manera «calculada y previsora» para evitar males mayores, como garantizaron desde la Agencia Andaluza del Agua.
En lo que respecta al casco urbano, la jornada se desarrolló con normalidad y los bomberos tuvieron que intervenir en tres incidentes menores por achique de agua relacionados con la lluvia.

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